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finlandia... cuestión de apctitud

2/23/2015

5 Comentarios

 
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Mucho se viene hablando del reconocido sistema educativo finlandés. Me gustaría posicionarme frente al mismo dando mi opinión desde la comparación con nuestro sistema (el español). Sirva de aclaración que mis ideas surgen tras una semana de inmersión en el sistema educativo finlandés hace ya tres años.  
Cuando cualquier miembro del sistema educativo español visita un colegio finlandés y entra en sus aulas (en la mayoría de los casos) no encuentra grandes diferencias de forma frente a una sesión en cualquier clase de un colegio en España. Un profesor, un grupo de alumnos sentados frente a él, se imparte clase secuenciando lo magistral y lo práctico, los alumnos atienden... 
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Quizá, si permanecemos un tiempo observando, nos daremos cuenta que hay un clima diferente al que encontraríamos aquí, un clima de respeto mutuo, algo así como una naturalidad en el estar en el aula, todos se sienten ubicados y en su sitio, se sienten a gusto.
Tras esta primera impresión podemos analizar más a fondo multitud de hechos sorpresivos, prácticamente todos ellos derivan de caracteres actitudinales, no de medios materiales ni de grandes cambios de la teoría de la enseñanza. Podemos ver alumnos con el móvil sobre la mesa sin prestarle atención, podemos ver profesores cercanos, podemos ver una rutina agradable para todos los componentes del entorno, protagonistas o secundarios. Sí, la mayoría de centros tienen unas instalaciones maravillosas, pero no es ésa la clave. A mi modo de ver los profesores dan clase de manera similar al método magistral de toda la vida, es cierto que colman de práctica todo proceso y que tratan de informalizar el aprendizaje al trasladarlo un poco al entorno real y alejarlo de algo únicamente mostrado en libros de texto, pero en cierta forma llevar hacia esos aspectos nuestro sistema tampoco daría con la solución.
Del libre fluir por ciertos colegios e institutos podemos ir viendo pinceladas de un sistema que funciona. Si preguntas a un profesor “¿por qué no vigiláis para que no se escapen los niños en los patios?” seguramente conteste “¿Por qué se iban a escapar? Les enseñamos que los patios son para jugar”. Así mismo puedes encontrarte una clase de cocina donde los alumnos se quedan solos en los fogones con poco más de 10 años y el profesor te comenta extrañado por una pregunta: “¿Cómo no se iba a quemar? Si está cocinando, tiene que pasarle, los padres lo entenderán”. De la misma forma puedes ver a un alumno de 8 años marchándose al supermercado con la tarjeta de crédito del centro educativo para comprar algún ingrediente que falta, o asistir a la explicación de una alumna de unos 15 años argumentando con naturalidad que “mi madre no tiene que venir al colegio a ver cómo voy, son mis estudios”.
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Pero todo ello no sirve sino para reafirmar la idea de un entorno natural, donde todos están a gusto y que no es la clave del sistema. La clave del sistema nos la dieron casi al final del viaje, tras ver media docena de centros educativos, algunos públicos, otros de gestión privada, y todos ellos muy diferentes en los métodos (conviene aclarar que en Finlandia no hay colegios privados, todos tienen una atribución económica estatal, en los públicos la gestión del gasto la lleva el estado y en la otra forma organizativa es el centro el que gestiona la atribución económica). Como decía, la clave vino en una ponencia del director de una de las entidades encargadas de la formación de profesores, y de ahí extraigo yo mis conclusiones que refuerzan el sistema finlandés, a desarrollar:
El sistema finlandés está dando los frutos ahora de lo sembrado allá por el 1900 tras independizarse de Rusia. En ese momento como nación decidieron que su identidad y orgullo patrio los iba a proporcionar la educación y frente a ello crearon un sistema en el que todo acuerdo en materia de educación exigía (y exige) consenso de todos los organismos de gestión del estado. No se trata de cambiar el sistema educativo desde la política, más bien es el sistema educativo el que cambia todo, la política, la sociedad, la identidad nacional... Es importante entender que ese sistema crea un proceso formativo para entrar a estudios de profesorado muy selectivo, no sólo en “notas” sino también en aptitudes, con pruebas y entrevistas que filtran los candidatos hasta obtener los realmente cualificados para ser formados e introducidos en el (por ende muy socialmente reconocido) sistema.
De la misma forma, ellos mismos tienen claro que están recogiendo los frutos del pasado, y que tienen que sembrar para el futuro. Saben que si se deleitan con los resultados de los informes internacionales se dormirán embelesados y en el futuro fracasarán en su cometido de alzar la identidad nacional por medio de la educación. Lo tienen claro, en sus propias palabras: pasan de Pisa. Saben que muchos países van a estudiarles por los resultados obtenidos, que están en el ojo de todo el mundo, pero reconocen que no están haciendo las cosas al nivel que quieren y siguen trabajando para mejorar.
Y... ¿qué hay de nuestro país?. Bueno, voy a lanzar mi idea sobre el cambio necesario. Para permitir a algún miembro de la sociedad entrar en el sistema educativo (y ojo, no sólo como profesor), a mi modo de ver, deberían ser estudiadas dos variables:
  • Una sería la actitud: una mezcla de ganas, vocación, interés...
  • La otra sería la aptitud: el compendio de rasgos de personalidad e inteligencia emocional que permite a una persona enfrentarse al reto de motivar y transmitir a los demás.
Digamos que hace falta APCTITUD (así, tal cual me invento el vocablo). Y como toda ecuación con dos variables binarias (es decir, en la cual cada una puede tomar dos estados) tenemos cuatro posibilidades muy presentes en nuestro sistema:
  • Miembros del sistema educativo con actitud y aptitud (puedo y quiero).
  • Miembros del sistema educativo con actitud y sin aptitud (quiero pero no puedo).
  • Miembros del sistema educativo sin actitud y con aptitud (puedo y no quiero).
  • Miembros del sistema educativo sin actitud y sin aptitud (ni puedo ni quiero).
La presencia de todos las combinaciones no sirve si queremos la excelencia (y la excelencia no es sacar buenas notas, es conseguir un sistema que haga de nuestra nación lo que nos gustaría que fuera). Claro que también es importante entender que las aptitudes y actitudes no están a flor de piel, hay que saber encontrarlas en el individuo. De los cuatro estereotipos anteriores Finlandia gasta muchas energías para formar únicamente al primer grupo, y de ellos surgen grandes profesionales con un reconocimiento social muy alto, ya que es complicado ser seleccionado y hay que reunir muchas cualidades en términos de APCTITUD.  
En nuestro país seguimos divagando en soluciones y parches inmediatos que no arrojan ninguna mejora ni a corto ni a largo plazo sin entender que el verdadero cambio es planificar un gran sistema y esperar a que dé sus frutos.
En fin, no quiero aburrir a nadie, dejaré en este punto mi escueto análisis, es un tema muy atractivo y del que se podría hablar largo y tendido, si queremos que nuestro sistema cambie, hay que plantearse muy seriamente dónde está el problema.

5 Comentarios
Yolanda
2/23/2015 01:27:11 pm

Aunque conozco el sistema educativo finlandés solo de oídas, estoy de acuerdo con tu análisis. Pero me ha parecido que en tu exposición pones mucho el énfasis en la calidad del profesorado. Y si, un buen profesorado es crucial, pero... ¿como son los chicos? ¿en que si diferencian de chicos de otros paises?

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Alfredo Sánchez
2/23/2015 01:28:37 pm

La clave está en promover un sistema educativo (y no sólo profesorado, también clase directiva) que cambie la sociedad. Esperando a que las familias se pongan a ello nos podemos quedar con las ganas... y, desde luego, es un proyecto a largo plazo, hasta que lo desarrollado en la escuela pase a ser transmitido de padres a hijos... Supongo que no es fácilmente vendible en este mundo que el cambio tiene que ir de la mano de mucha paciencia...

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Yolanda
2/23/2015 01:34:20 pm

Desde luego que a nivel político, la inversión a largo plazo no interesa, pero como bien dices, es la única forma de producir un cambio en la sociedad. Trabajar hoy para recoger los frutos en el futuro... toda una idea revolucionaria en los tiempos que vivimos!

alex
5/6/2016 02:53:53 pm

tremendo análisis, soy profesor de Chile en donde hace muchos años se discute como mejorar la calidad de la educación, me sorprende tus palabra refiriendose a que en Finlandia la educación marca la identidad del pais pero como dice alguien por hay la responsabilidad no va solo del profesional que se para delante de un grupo de alumnos si no también de la idiosincrasia y realidad social del pais, cual es la importancia de la familia y de las herramientas culturales que entrega la familia?? no todo puede ser enseñado por el profesor es casi imposible, por lo mismo creo que de este país a llegado a tal nivel de desarrollo educación es directamente proporcional su nivel educacional con el nivel socio cultural de sus creencia y desarrollo

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Alfredo
5/6/2016 03:43:57 pm

Gracias por comentar Alex.
Estoy totalmente de acuerdo con tus puntualizaciones, no todo queda al amparo del entorno escolar, lo que si es cierto es que la educación es el medio para cambiar un país y ello se consigue poniendo un gran esfuerzo por todos los medios para que la educación esté aislada de los problemas del propio país. Es difícil porque al final nadie apuesta por el futuro a largo plazo.
El nivel del profesorado es importante, pero también es importante que el estado proporcione los medios para que el profesorado sea el adecuado, no tiene sentido una cosa sin la otra.
Un placer leer un comentario desde Chile.

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